sábado, 7 de junio de 2008

Y que cumplas muchos más...

Hoy es el cumpleaños de ese que aunque no es hijo de mis padres, es mi otro hermano, o al menos así lo considero yo, porque es mucho más que un amigo. De todo nos ha pasado juntos y de todo hemos compartido (a veces demasiado, jajajajaja) y espero que por muchísimos años más. Así pues, feliz cumpleaños hermanico!!!!!!!!



Brindo por ti... Qué es lo que quiere la Seguridad Social????? SALUUUUUD.




viernes, 6 de junio de 2008

Cuestión de cojones

Hace un par de días una persona con la que había tenido una larga conversación, me reprochaba el uso de ciertas palabras malsonantes en mi modo de expresarme; concretamente el abuso de la palabra "cojones", pues en la mencionada conversación la menté unas cuantas veces. Dichos reproches me recordaron cierto panfleto que leí hace tiempo y que Arturo Pérez Reverte utilizó sabiamente para una situación parecida. El título del escrito en cuestión era Riqueza del castellano, y en él se enumeraban de manera exhaustiva las diversas acepciones que en nuestra lengua tienen los atributos masculinos y que paso a relatar para sabiendas de mi contertulio.

Así, según afirma el mencionado folleto, el sentido de cojones varía según el numeral que lo acompaña: la unidad significa algo caro o costoso (eso vale un cojón), dos pueden sugerir arrojo o valentía (con dos cojones), tres significar desprecio (me importa tres cojones), y un número elevado suele apuntar dificultad extrema (me costó veinte pares de cojones). El verbo también puede variar mágicamente su significado: tener puede referirise a valentía (tiene un par de cojones), pero también censura, admiración o sorpresa (¡tiene cojones!) o perplejidad (¡manda cojones!); acompañado de poner puede significar reto o aplomo (puso los cojones encima de la mesa), y el verbo tocar implica molestia, hastío o indiferencia (me toca los cojones), vagancia (se toca los cojones) e incluso desafío (anda y tócame los cojones).

El término es también acepción de lentitud (viene arrastrando los cojones), y en cuanto a amenaza su uso es frecuente (te voy a volar los cojones) e incluso se recurre a ello para describir agresión física (fue y le pateó los cojones). Los prefijos y sufijos también son importantes de cojones: por ejemplo, a- sigifica miedo (acojonado), des- implica regocijo (descojonarse), y -udo implica calidad o perfección (cojonudo). Las preposiciones matizan lo suyo por supuesto: de alude a éxito (nos fue de cojones) o intensidad (hace un frío de cojones), hasta define ciertos límites (hasta los cojones) y por alude a intransigencia (por mis cojones). También se recurre a ellos como lugar de origen para definir cierto tipo de actitudes intrínsecamente españolas y como origen de voluntad inapelable (porque me sale de los cojones). En cuanto al color, la textura o el tamaño, podemos afirmar que un color violeta define bajas temperaturas (se me quedaron los cojones morados de frío), la posición y el tamaño pueden indicar pachorra o tranquilidad (se pisa los cojones) o coherencia (lleva los cojones en su sitio); sin que falten referencias históricas (tiene los cojones como el caballo de Espartero).

Así es pues como debería haber respondido a aquella reprimenda, pues a ver cuándo Shakespeare, o Joyce, o la madre que los parió, en esa jerga onomatopéyica y septentrional, que usaban los pastores para llamar a las ovejas, y los piratas para repartirse el botín contando con los dedos, fueron capaces de utilizar, con todo su Oxford y su Cambridge, la palabra equivalente con tanta variedad y tanta riqueza como la usa hasta el más analfabeto de nuestros paisanos. Tres mil años de griego, latín, árabe y castellano respaldan el asunto, lo que, a mi parecer, es un respaldo lingüístico de cojones.

miércoles, 4 de junio de 2008

Tiempos de crisis

Cómo se está alargando la "cuesta de enero", más que una cuesta esto se está convirtiendo en una auténtica montaña, el "Everest de enero"; y la dura realidad es que no hay un duro y se nota que a la gente le cuesta llegar, ya no a fin de mes, sino incluso a mediados. El bajón de un año o un par de años a las fechas actuales ha sido considerable y todo indica que todavía no se ha tocado fondo, sin embargo hay un par de datos que causan verdadero asombro: los bancos y las grandes empresas muestran sus cuentas y duplican y triplican beneficios; las ventas de coches han bajado casi un 30% excepto la de coches deportivos y de lujo, que han subido un 5%; se extienden irremediablemente los oligopolios mientras muchas PYMES quiebran o se ven absorvidas por mayores empresas; el mercado inmobiliario se hunde y cada vez se conceden menos créditos pero el euríbor no deja de subir. Conclusión? muy sencillo: los ricos cada vez son más ricos, los pobres cada vez son más pobres; y no queda sitio para la clase media, o caminas alegremente hacia un grupo, o te diriges irremediablemente hacia el otro. Vuelve acaso la "lucha de clases" de la que nos hablaban Marx y Engels? Ese enfrentamiento histórico entre los que no tienen nada y quieren algo, y los que tienen algo y quieren más, está más de actualidad que nunca, y lo podemos observar día a día en los medios de comunicación: huelgas por las subidas de precios, revueltas por el aumento del paro, recortes de ayudas al Tercer Mundo, etc...

De todos es sabido y los grandes economistas así lo confirman, que la economía se compone de ciclos; tiempos de bonanza económica y tiempos de depresión. Sin embargo, lo que nos interesa y siempre interesará es cómo hacer que duren más los buenos tiempos y acortar al límite las depresiones. Hasta cuando durará esta situación es algo impredecible, lo que si es seguro es que algún día cambiará; mientras dure habrá que, como suele decirse coloquialmente, "apretarse el cinturón" y tratar de aguantar como sea, porque si de algo nos vale la historia es para comprobar que quien es capaz de soportar un revés y mantenerse a flote cuando las cosas van mal, siempre sale reforzado cuando cambian las tornas; y eso es lo que tiene que darnos las fuerzas para aguantar.